Quantcast
Channel: LA BITACORA DE MANECO
Viewing all 2222 articles
Browse latest View live

RÁPIDOS Y FURIOSOS 9: QUEMANDO MOTORES

$
0
0
Rápidos y furiosos 9. Director: Justin Lin. Protagonistas:Vin Diesel, Michelle Rodriguez, Tyrese Gibson, Chis “Ludacris” Bridges, John Cena, Nathalie Emmanuel, Jordana Brewster, Sung Kang y Michael Rooker, entre otros. Con Hellen Mirren, Kurt Russell y Charlize Theron. Participación especial de Bad Bunny, Ozuna y Jason Statham. Guionistas: Daniel Casey y Justin Lin, sobre una historia de Justin Lin, Alfredo Botello y Daniel Casey, basado en personajes y situaciones creados por Gary Scott Thompson. Productores: Vin Diesel y Justin Lin, entre otros. Original Film / One Race Film / Perfect Storm / Roth – Kirschenbaum Film / China Film Co. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 24 de junio de 2021.


Los mejores autos, los más caros, los más exclusivos, los más veloces. Los hombres más rudos, más fuertes, más valientes, los mejores al volante. Las mujeres más lindas, más sexys, más inalcanzables, las mejores al volante. Los escenarios más bonitos, más exóticos, las urbes más importantes, las pistas más complejas. El vértigo más desenfrenado, la adrenalina más adictiva, la emoción más espectacular. El imaginario machista más arcaico, más básico, más infantil.


A veinte años de su debut, la exitosísima franquicia manejada por Vin Diesel no tiene nada nuevo para ofrecer. Y será por eso que sólo apuesta por dar más de lo mismo. La puesta en escena de un videojuego de carreras, que sólo sabe (sólo puede) intentar sobrepasarse a sí misma. Por izquierda o por derecha, sin respetar el tránsito mínimo de cualquier narrativa, atropellando la lógica, llevándose puesta la razón, tirando a la banquina la voluntaria suspensión de la incredulidad. ¿Ir en auto al espacio exterior? Pero déjense de joder.


Como su nombre lo indica, Rápidos y furiosos 9 (The Fast & the Furious 9, o F9 a secas) es una carrera descerebrada hacia la nada misma. Pasada de esteroides, carente de creatividad, tuneada hasta la enajenación. Melodrama absurdo, que intenta hacer de una familia un grupo de peripatéticos superhéroes cuyo único poder es el de acelerar a fondo, chocar todo lo chocable, destruir todo lo destruible, poner cara de recios y hacer chistes estúpidos.


En un matete entre organizaciones secretas, hackers desalmados y tecnologías apocalípticas en pugna, hay un intento de búsqueda dramática sobre el pasado de la familia Toretto, que se termina encadenando de la manera más tradicional y previsible. Fiel al espíritu de la saga, la película de Justin Lin entra por los ojos, adormece el cerebro y se va haciendo el mayor ruido posible. Como para que nadie se avive de que tendríamos que haber ido a boxes hace un par de vueltas.
Hay escena post-créditos. Así que la carrera sigue.
Fernando Ariel García

BATMAN – THE LONG HALLOWEEN: COSECHA ROJA

$
0
0
Batman: The Long Halloween part 2. Director:Chris Palmer. Voces: Jensen Ackles (Batman / Bruce Wayne), Josh Duhamel (Harvey Dent / Two-Face), Naya Rivera (Catwoman / Selina Kyle), Billy Burke (comisionado Gordon), Troy Baker (Joker), David Dastmalchian (Calendar Man, Penguin), John Dimaggio (Mad Hatter), Robin Atkin Downes (Scarecrow, Thomas Wayne), Katee Sackhoff (Poison Ivy), Fred Tatasciore (Solomon Grundy, Vincent Falcone), Alastair Duncan (Alfred Pennyworth), Julie Nathanson (Gilda Dent), Titus Welliver (Carmine Falcone), Jim Pirri (Sal Maroni), Jack Quaid (Alberto Falcone), Laila Berzins (Sofia Falcone), Alyssa Diaz (Renee Montoya), Amy Landecker (Barbara Gordon) y Zach Callison (joven Bruce Wayne), entre otros. Guionista: Tim Sheridan, basado en el cómic homónimo de Jeph Loeb y Tim Sale (1996-1997), con personajes creados por Bob Kane y Bill Finger. Warner Bros. Animation / DC Entertainment. EE.UU., 27 de julio de 2021.


A medida que iba viendo la película, pensaba que tranquilamente podía copiar y pegar el texto que había escrito sobre la primera parte. Porque, de hecho, esta Batman. The Long Halloween part 2 repetía los (pocos) aciertos y los (muchos) errores que había destacado para la ocasión. Algo más que lógico, teniendo en cuenta que habían sido hechas juntas y por los mismos responsables. Que después apareciera dividida en dos partes tiene más que ver con la maximización de la explotación comercial que con las cuestiones simbólicas de la dualidad que siempre aparecen cuando se aborda la figura de Dos Caras (Two-Face).


Dicho sea de paso, no son muchos los orígenes que cargan sobre sus espaldas el peso de semejantes instancias traumáticas tan marcados por el dolor físico, el quebranto psicológico y la angustia existencial. Los de Batman y Two-Face son dos de ellos. De los más violentos, de los más definitorios que DC pueda ofrecer. Esta película los tiene a ambos, en distintas instancias y por diferentes motivos. Y a los dos, Chris Palmer logra contarlos desde la frialdad más distante, extirpando cualquier posibilidad de empatizar con los personajes que están empezando a abrazar su destino trágico e icónico. Como si se tratara de un trámite burocrático a cumplir por obligación.


Ahora bien, tengo que reconocer que el tedio, el sopor y el aburrimiento que me insuflaron las dos partes de esta laaarga aventura, desaparecieron sobre el final, Sobre todo, porque el guionista Tim Sheridan se animó a cambiar el final original del cómic, creando un cierre que (a mi gusto) le calza mucho mejor al espíritu y al clima de la obra que el de la página impresa. Por dos motivos. Porque se inscribe de lleno en el imaginario del clásico cine noir que, lamentablemente, la película ignora aunque haya estado en la historieta de Jeph Loeb y Tim Sale. Y porque plantea un dilema ético a Batman en el manejo de la Verdad a la hora de impartir Justicia.


De todas formas, como viene sigue siendo regla en los últimos lanzamientos animados de DC para el mercado de la venta directa (dvd, blue-ray y descarga digital), lo mejor está en los extras que acompañan al plato principal. En este caso, los dos episodios de Batman: La serie animada con el origen de Two-Face; el avance del dvd de Injustice; y el corto de la serie DC Showcase protagonizado por la versión de la Edad de Plata de Blue Beetle, Captain Atom, The Question y Nightshade. Un canto inolvidable al pop sesentista que tan bien nos hace.
Fernando Ariel García

JUNGLE CRUISE: A FALTA DE INDIANAS, ¿BUENAS SON LAS ROCAS?

$
0
0
Jungle Cruise. Director: Jaume Collet-Serra. Protagonistas:Dwayne Johnson, Emily Blunt, Edgar Ramirez, Jack Whitehall, Verónica Falcón, Dani Rovira y Quim Gutierrez, entre otros. Con Jesse Plemons y Paul Giamatti. Guion:Michael Green, Glenn Figarra y John Requa, sobre una historia de John Norville, Josh Goldstein, Glenn Figarra y John Requa, basada en la homónima atracción de los parques Disney. Productor: Dwayne Johnson, entre otros. Banda de sonido: Incluye nueva versión instrumental de Nothing Else Matters, re-interpretada por Metallica y James Newton Howard. Walt Disney Pictures / Davis Entertainment Company / Seven Bucks / Flynn Pictures Co. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 30 de julio de 2021, en simultáneo en cines y Disney+ con Premier Access.


No les alcanzó con ser Disney. Para terminar de dominar la industria del entretenimiento global, compraron Star Wars, compraron Marvel y compraron Los Simpsons (todo Fox, en realidad). Y como no pudieron comprar a Indiana Jones (por ahora), decidieron hacer el suyo. Jungle Cruise, tanque hollywoodense hecho y derecho, es eso. El intento de replicar con billetera la magia que Spielberg, Lucas y Harrison Ford iniciaron con talento, carisma, pasión cinéfila y algunos morlacos. Y por si se quedaban cortos, le sumaron al combo un buen trago de Piratas del Caribe, que siempre fue propiedad de la casa.


Comedia de aventuras ambientada en escenarios exóticos y salvajes, con selvas pobladas de nativos semidesnudos que hablan lenguas desconocidas. Un Amazonas más mítico que real, capaz de albergar en el recorrido de sus aguas a la Garganta del Diablo. Personajes pintorescos en el medio de la Guerra Mundial (la primera, para que la copia no sea tan obvia). Alemanes que todavía no son nazis pero ya son los malos de la película. Y un grupo de aventureros que se hace a las aguas para buscar el bien de la humanidad. Todos movidos por una antiquísima leyenda de la Conquista, forjada por un Lope de Aguirre que no estaba interesado en Eldorado.


Como estamos en la era de la empoderación femenina y la corrección política, Jungle Cruise tiene una Indiana Jones mujer (Emily Blunt) y una propuesta sumamente inclusiva del colectivo gay. Y para que Dwayne Johnson no sea menos que nadie, su musculoso capitán es una versión edulcorada de Jack Sparrow, capaz de tirar un chiste malo detrás de otro mientras su vetusto barquito deja en ridículo a un submarino último modelo.


Basada en la clásica atracción homónima de los parques Disney, la película hace gala de una producción faraónica, que supo invertir cada uno de los dólares que tuvo a su disposición. Los rubros técnicos logran escenas de acción impactantes, coreografías de masas sumamente vistosas; y hasta algunos momentos de bella poética minimalista. Pero nada consigue evitar la permanente sensación de déjà vu que acompaña al espectador durante el trayecto. Es que Indiana Jones ya lo hizo todo antes. Y, para mí, lo hizo mejor.
Fernando Ariel García

VIEJOS: PLANTAR RESPUESTAS EN LUGAR DE SEMBRAR PREGUNTAS

$
0
0
Viejos. Director: M. Night Shyamalan. Protagonistas:Gael García Bernal, Vicky Krieps, Rufus Sewell, Alex Wolff, Emun Elliott, Thomasin McKenzie, Embeth Davidtz, Abbey Lee, Nikki Amuka-Bird, Ken Leung, Eliza Scanlen, Aaron Pierre, Kathleen Chalfant, Gustaf Hammarsten, Francesca Eastwood y Matthew Shear, entre otros. Participación especial de M. Night Shyamalan. Guion:M. Night Shyamalan, basado en la novela gráfica Château de sable (2010), de Pierre Oscar Lévy (guion) y Frederik Peeters (dibujos). Perfect World Pictures / Blinding Edge Pictures. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 29 de julio de 2021.


Una oferta tentadora para un resort exclusivo. La oportunidad justa para relajarse en familia, mientras intentan resolver los problemas que afectan a la pareja y que, por razones obvias, ocultan a los ojos y oídos de sus pequeños hijos. Un lugar realmente paradisíaco, con una playa secreta, rodeada de peñascos, vista privilegiada y aguas cristalinas y tentadoras. Una jornada de ensueño que terminará convertida en un descenso a los infiernos. El propio, los ajenos y los inesperados.


A partir de la novela gráfica suiza Château de sable (de Pierre Oscar Lévy y Frederik Peeters), M. Night Shyamalan retoma algunas de sus obsesiones recurrentes, en particular la intromisión de lo extraordinario sobre lo cotidiano, prestando atención a las consecuencias que lo desconocido acarrea para la gente común. El entorno reconvertido en prisión inexpugnable, además, termina generando la aparición de grandezas y miserias en las personas menos esperadas, así como el enfrentamiento con el dolor, la pérdida y los efectos del paso del tiempo sobre los cuerpos y las mentes. Sobre todo porque, por razones que no sabemos si se van a conocer, esa playa hace que las personas envejezcan años en horas.

Portada de la edición anglosajona de la novela gráfica que inspiró al film

Lo mejor de Viejos (Old) está en la narración cinematográfica. Shyamalan sabe cómo instalar la incomodidad en el espectador, con escenas de una trivialidad pasmosa en dónde no pasa nada y la procesión va por dentro. Hay una cierta poesía en el tratamiento de las imágenes, en la escalada de los tiempos. La película entra por los ojos pero, cuando tiene que convencer al intelecto, el peso de las acumulaciones hace que la credibilidad arduamente conseguida se desplome a pedazos.


El problema del film está en la banalización brutal de las cuestiones que decididamente aborda. La aceptación de la vejez en una era que impone el valor hegemónico de la juventud, la comprensión de la finitud de la vida, la angustia que provoca la incerteza sobre el porvenir, le inevitable tensión entre lo importante y lo urgente, la relación humana con la enfermedad, el despertar sexual adolescente, el tránsito de cualquier crisis existencial.


Como en la historieta original, Viejos se preocupa (y ocupa) del desarrollo psicológico de los personajes abrumados, por la naturaleza de la situación y la seguidilla de preguntas trascendentales que se ven obligados a realizarse. Pero existe una gran, enorme diferencia entre la novela gráfica y la película, que dispara el dominó de yerros que marca la obra de Shyamalan. Allí donde Château de sable abría el juego metafísico a la libre interpretación del lector, Viejos pretende exponer las coordenadas científicas que expliquen los acontecimientos. Donde Lévy y Peeters sembraron preguntas filosóficas, Shyamalan plantó respuestas de índole fantástico y conspirativo. ¿El resultado? Una seguidilla de golpes de efecto, de vueltas de tuerca que traicionan la intención de la materia prima. No será esta una película que envejezca dignamente.
Fernando Ariel García

EL ESCUADRÓN SUICIDA: ODA CRÍTICA AL INTERVENCIONISMO YANQUI

$
0
0
El Escuadrón Suicida. Director: James Gunn. Protagonistas:Margot Robbie (Harley Quinn), Idris Elba (Bloodsport), John Cena (Peacemaker), Joel Kinnaman (coronel Rick Flag), Sylvester Stallone (voz de King Shark), Viola Davis (Amanda Waller), David Dastalmachian (Polka-Dot Man), Daniela Melchior (Ratcatcher II), Michael Rooker (Savant), Jai Courtney (Capitán Boomerang), Peter Capaldi (Thinker), Pete Davidson (Blackguard), Nathan Fillion (T.D.K.), Taika Waititi (Ratcatcher I), Steve Agee (John Economos, King Shark), Sean Gunn (Weasel, Calendar Man), Flula Borg (Javelin), Mayling NG (Mongal), Alice Braga (Sol Soria), Joaquín Cosío (Mayor General Mateo Suárez), Juan Diago Botto (Presidente General Silvio Luna) y Storm Reid (Tyla), entre otros. Participación especial de John Ostrander (Dr. Fitzgibbons), Natalia Safran (Kaleidoscope), Jared Leland Gore (Double Down) y Pom Klementieff (bailarina en La Gatita). Guion: James Gunn, basado en personajes y situaciones de los cómics de DC, especialmente los de Suicide Squad a cargo de John Ostrander (guion) y Luke McDonnell (dibujos). Productores: Zack Snyder, Deborah Snyder. Warner Bros. Entertainment / Atlas Entertainment / Peter Safrant. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 5 de agosto de 2021.


¿Qué puede salir de la fusión entre los Doce del patíbulo y la Bananas de Woody Allen? Si el encargado de resolver semejante alquimia es James Gunn, pues el resultado es esta gloriosa El Escuadrón Suicida(The Suicide Squad), que recupera la sensibilidad estética e intelectual del camp patentado por el Batman de Adam West, ostentando los valores de la ironía, el humor negro y la sobreactuación como contrapeso al brutal baño de sangre que maquilla una fuerte crítica al intervencionismo yanqui. Y si al combo le sumamos algunos argentinismos irresistibles (empanadas, fernet, un par de “boludos” oídos al pasar y hasta un guiño a la Mafalda de Quino), yo compro el paquete entero, sin dudar.


Todo lo que no anduvo en Escuadrón Suicida modelo 2016, aquí funciona como un relojito. La película es ligera pero no superficial, visualmente atractiva y sabe jugar el tempo de la comedia superheroica con precisión milimétrica. Cuando tiene que serlo, es vulgar sin ofender, hiperviolenta sin escandalizar, tonta sin menospreciar; y sensible sin empalagar. Gunn parte del mismo presupuesto que utilizó David Ayer: un grupo de villanos descartables, rejuntados por una organización secreta gubernamental estadounidense para realizar misiones ilegales de altísimo riesgo. Pero en vez de enfrentar a sus personajes contra fenómenos sobrenaturales, elige ceñirse al discurso político patentado por John Ostrander y Luke McDonnell en los fundamentales cómics ochentosos del Suicide Squad. Por esa razón, los deposita en medio de la bananera isla sudamericana de Corto Maltese (homenaje al gran Hugo), para poner fin a la dictadura del Presidente General Silvio Luna, interpretado por el argentino Juan Diego Botto, el mismo que antes de romperla en el Martín (Hache)de Aristarain había personificado al sordomudo Felipe en la nefasta Zorro de Duncan Regher.


Recreada en locaciones reales de Panamá y Puerto Rico, Corto Maltese resulta ser la sumatoria del vasto imaginario colonialista que los EE.UU. suelen esgrimir para justificar su accionar sobre América Latina. Una síntesis de lo peor de la Cuba castrista y lo más malo de la Venezuela chavista. Un estereotipo caricaturesco que le calza justo a la artificialidad burlona que el film propone y dispone. Esa construcción narrativa que hace de la exageración su principal virtud, equilibrando la cancha poniendo del lado gringo al gran hallazgo del film: el Peacemaker de John Cena, especie de Schwarzenegger descerebrado y extremista que, autojustificando su conducta criminal, defiende (y sostiene) la injerencia imperialista en América Latina.


El resto es la eficiente receta que Gunn ya probó (y aprobó) en las dos Guardianes de la Galaxia de Marvel: Aventura a gran escala, criaturas tan nefastas como queribles; y un sustrato emocional que la da sustento dramático al periplo interno de algunos personajes principales. En este caso específico, el impacto de los compartamientos paternos en el proceso de construcción de la personalidad de los hijos. Además de una banda sonora impecable, que incluye canciones de y por Johnny Cash, The Jim Carroll Band, Céu, Kansas, David Lee Roth y Pixies, entre otros.
Es cine de superhéroes, así que conviene quedarse hasta el final.
Fernando Ariel García

EL REINO: CRÍMENES Y PECADOS

$
0
0
El reino. Directores: Marcelo Piñeyro, Miguel Cohan. Protagonistas: Diego Peretti, Chino Darín, Nancy Dupláa, Joaquín Furriel, Peter Lanzani, Mercedes Morán, Vera Spinetta, Nico García, Sofía Gala y Alejandro Awada, entre otros. Participación especial de Daniel Fanego, Diego Gentile, Daniel Kuzniecka y Hernán Chiozza. Guionistas / Creadores: Claudia Piñeiro y Marcelo Piñeyro. Tema de apertura:Sobre mi tumba, interpretado por Cazzu. K&S Films. Argentina, 2021. Estreno en la Argentina: Disponible en Netflix desde el 13 de agosto de 2021.


Desde que entró en la escena política en 1973, la Iglesia Católica Evangélica de los EE.UU. ha ido ocupando mayores espacios de poder en el Partido Republicano. De hecho, en las elecciones de 2016, uno de cada cuatro votantes se identificó como cristiano evangélico blanco; y el 81 por ciento de ellos votó por Donald Trump. En el Brasil, el empresario evangélico José Alencar llegó a la vicepresidencia en 2003, como compañero de fórmula de Lula Da Silva, cargo que mantuvo hasta 2010. Y en 2017, dos años antes de alcanzar la primera magistratura carioca, Jair Bolsonaro formalizó su vínculo con los evangélicos al bautizarse en las aguas del río Jordán.


Como puede verse, la relación entre política y evangelismo no es nueva ni ficticia. Y sobre esa base real y concreta, Claudia Piñeiro y Marcelo Piñeyro imaginaron El reino, ocho episodios que cuentan el desembarco de un carismático líder evangélico a la competencia electoral que decidirá al futuro presidente de la Argentina. Bajo las coordenadas del thriller político-religioso; y linkeando las actividades pastorales de esa iglesia en particular con los imaginarios de la meritocracia macrista y la marroquinería kirchnerista, la serie postula el avance local de una nueva derecha cuya agenda principal es la de una apabullante restauración conservadora.


Apoyado en actuaciones deslumbrantes de Peretti, Furriel, Morán y Lanzani, el mundo que presenta El reino tiene muy pocos grises. Hay algunas luces intermitentes pero, sobre todo y sobre todos, predomina la corrupción más abyecta e inhumana. Como en la mejor novela negra, el ramillete de sospechas iniciales terminará derivando en un puñado de certezas diametralmente opuestas a las que proyectaba la primera imagen. Principalmente, porque cada personaje carga, al menos, un crimen que ocultar y un pecado por expiar. Bajo el imperio de la posverdad y el canto de sirenas de las fake news, la serie se preocupa por dejar en claro que sus dardos críticos van dirigidos a las estructuras institucionales que manipulan a las personas que (por fe, convicción, ignorancia, necesidad o cualquier otro motivo), adscriben honestamente a los postulados que emanan de esas estructuras.


Casi llegando al final, entre las consabidas subtramas surge una de contenido más religioso que político. A mí me hizo algo de ruido, no porque carezca de interés (todo lo contrario), sino porque parece pertenecer a un registro diferente del que El reino había venido articulando. Más cerca de El código Da Vinci que de Todos los hombres del Presidente. Habrá que ver como coinciden o colisionan (en una segunda temporada) esos senderos que hoy sólo se bifurcan.
Fernando Ariel García

LOKI: MULTIVERSO PARA PRINCIPIANTES

$
0
0
Loki. Directora: Kate Herron. Protagonistas: Tom Hiddleston (Loki, Loki Presidente), Owen Wilson (Mobius M. Mobius), Sophia Di Martino (Sylvie), Gugu Mbatha-Raw (Ravonna Renslayer), Wunmi Mosaku (Hunter B-15), Tara Strong (voz de Miss Minutes) y Jonathan Majors (Aquel que Permanece), entre otros. Participación especial de Jack Veal (Kid Loki), DeObia Oparei (Loki Fanfarrón), Richard E. Grant (Loki clásico), Jaimie Alexander (Sif) y Chris Hemsworth (voz de Thor sapo). Guionistas: Michael Waldron, Elissa Karasik, Bisha K. Ali, Eric Martin y Tom Kauffman, basados en personajes y situaciones creadas y desarrolladas por Stan Lee, Larry Lieber, Jack Kirby y Walter Simonson, entre otros, para los cómics Marvel. Productores: Kevin Feige y Tom Hiddleston, entre otros. Marvel Studios. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: Disponible en Disney+ desde el 9 de junio de 2021.


Visto lo que está disponible de la Fase 4 del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), tres series completas y dos películas, el resultado es que me está gustando mucho (mucho) más el menú televisivo que la oferta cinematográfica. Me da la sensación de que, en la caja boba, la Casa de las Ideas se permite tomar el riesgo de elaborar y desarrollar, justamente, ideas; mientras que en la gran pantalla sólo se dedica a explotar las fórmulas ya (a)probadas por los consumidores del espectáculo más exitoso que ha parido el Hollywood contemporáneo.


Loki, cuarto eslabón de esta fase, me pareció un golazo, a la altura de WandaVision. Lo del mate escondido tras una pila de papeles es un lindo mimo para los argentinos, pero lo que realmente me mató es el formato elegido para contar el cuento. Esa onda kafkiana de atemporal thriller burocrático resulta ser el marco perfecto para abordar una historia centrada en la construcción de la identidad de una persona, sopesando la cantidad de variables posibles que se abren ante cada decisión que vamos tomando. Aquello que nos define viene a ser lo mismo que nos impide evolucionar hacia otros estadíos. ¿Mejores o peores? Lo interesante es que aquí todo deviene materia opinable.


Porque el centro neurálgico de la serie está puesto, me parece, sobre la dicotomía destino prefijado – libre albedrío, poniendo en duda los valores absolutos que ambas posiciones defienden denodadamente; y prestando atención al cono de sombras que se forma en la conjunción de esos opuestos que se atraen y se reniegan, se abrazan y se expulsan. ¿Será por esa cualidad contradictoria inherente a la raza humana? Quiero creer que sí. La exquisita labor interpretativa de Tom Hiddleston así me lo demuestra. La vulnerabilidad que le hace conocer a su Loki es realmente definitoria, y eso lo vuelve uno de los personajes más fuertes del UCM.


Por lo demás, la serie está pensada para explicarle al público masivo que no leyó ni leerá los cómics de Marvel, qué es el Multiverso. Conocimiento necesario (por lo que parece) para disfrutar a pleno de las próximas películas de Spider-Man, el Doctor Strange y Ant-Man. Y un concepto que los Zombies Marvel ya manejamos de taquito. Tal vez por eso, buscando evitarnos el aburrimiento producido por la repetición redundante, los seis episodios de Loki se muestren tan profusos en guiños para el comiquero iniciado. Aplausos de pie para el Loki clásico (hallazgo de Richard E. Grant) y los microsegundos del Thor sapo; y un chapeau! para el demente que metió al helicóptero de Thanos en el medio del kilombo. Detalles emotivos que a uno le siguen haciendo creer que la arquitectura faraónica del UCM todavía vale la pena.
Va a haber segunda temporada. Y eso está muy bien.
Fernando Ariel García

SHANG-CHI: CELEBRACIÓN SUPERHEROICA DE LA CULTURA ORIENTAL

$
0
0
Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos. Director:Destin Daniel Cretton. Protagonistas: Simu Liu (Shang-Chi), Awkwafina (Katy), Tony Leung (Xu Wenwu / El Mandarín), Florian Munteanu (Razor Fist), Meng'er Zhang (Xialing), Fala Chen (Jiang Li), Michelle Yeoh (Ying Nan) y Andy Le (Death Dealer), entre otros. Participación especial de Benedict Wong (Wong), Ben Kingsley (Trevor Slattery), Tim Roth (Abominación) y Jade Xu (Viuda). Guionistas: Dave Callaham, Destin Daniel Cretton y Andrew Lanham, basados en personajes y situaciones creadas y desarrolladas por Steve Englehart, Jim Starlin, Doug Moench y Paul Gulacy, entre otros, para los cómics Marvel. Marvel Studios. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 2 de septiembre de 2021.


Lo que Pantera Negra implicó en términos de representación real y simbólica de la comunidad afroamericana dentro del Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos (Shang-Chi and the Legend of the Ten Rings) viene a cumplimentarlo para los sinoestadounidenses, como se ha dado en llamar a los norteamericanos descendientes (total o parcialmente) de ciudadanos chinos. Tanto en la estructura formal como en los contenidos, la película de Destin Daniel Cretton busca afirmar y reafirmar los valores filosófico-culturales con que la tradición oriental ha contribuido al American Way of Life. Una forma de reconocimiento que se inscribe de lleno en la exigencia de multiculturalidad que impone el actual imperio de la corrección política. Que el malo de la historia sea un chino milenario y el bueno un chino americanizado de los EE.UU., es un dato irrelevante.


Por cuestiones de derechos, el linaje comiquero que unía a Shang-Chi con el demoníaco Dr. Fu-Manchú ha desaparecido de la historia (sólo se salvaron Razor Fist y Death Dealer). Aquí, el Maestro de Kung-Fu es el hijo de Xu Wenwu, líder inmortal de la organización clandestina de los Diez Anillos, especie de yakuza corporativa que ha estado detrás de todos los acontecimientos criminales de la historia de la humanidad. El drama filial, obvio, es el que guiará la trama hasta su eclosión final, un tanto grandilocuente en su deseo de amalgamar la mitología oriental con la imaginería fantástica de Game of Thrones. En el camino, demasiados flashbacks y mucho humor de sitcom, capitalizado por la impronta standupera de Awkwafina.


Argumentalmente, el film es tan pobre como previsible. Y teniendo un poco de mala leche, se podría resumir como un equilibrado cóctel entre Star Wars y Dragon Ball, acompañado por un cuenco de galletitas de la fortuna cuyas citas pretenden reducir siglos de sabiduría oriental en retórica comercial de occidente. Y si Shang-Chi se permite semejante debilidad es porque sabe que su fuerte está en las escenas de acción, coreografiadas con la vertiginosa precisión de una película de Jackie Chan y la poética visual de La casa de las dagas voladoras de Zhang Yimou, uno de los ejemplos más conocidos del cine wuxia, ese que hace de las artes marciales un efecto especial de espectacular adn.


Específicamente, la Fase 4 del UCM dice presente en la escena post-créditos, dejando más preguntas que respuestas. El resto son juegos referenciales de nula implicancia en la trama principal, pero que sirven para linkear al recién llegado Shang-Chi con el historial superheroico de la pata audiovisual de Marvel: El Mandarín falso que Ben Kingsley interpretó en Iron Man 3 y el corto All Hail The King (complemento del DVD de Thor: Un mundo oscuro); el Wong de la saga de Doctor Strange, la inesperada reaparición de la Abominación vista en El increíble Hulk y la invisible (e innecesaria) presencia de la anónima Viuda Negra que Jade Xu personificara en Black Widow.
Lo dije ayer, lo repito hoy. Me está gustando mucho (mucho) más el menú televisivo del UCM que su complemento cinematográfico.
Fernando Ariel García

THE FOUR FIVES: ÚLTIMA FASE DEL DUELO

$
0
0
The Four Fives. Guion: Joe Quesada. Dibujos:John Romita Jr. Tintas: Scott Hanna. Color: Marte Gracia. Editores: Martin Biro, Annalise Bissa y Tom Brevoort. Marvel Comics. EE.UU., septiembre de 2021.


Bong! Bong! Bong! Bong! Bong!
Bong! Bong! Bong! Bong! Bong!
Bong! Bong! Bong! Bong! Bong!
Bong! Bong! Bong! Bong! Bong!


Cuatro tandas de cinco campanadas. Rito de honor que, al menos en los EE.UU., se hace para homenajear y recordar a los bomberos muertos en el cumplimiento de su deber. Pero la campana que tañe su lamento no es una campana cualquiera, es La Campana de la Esperanza, enclavada al frente de la Capilla histórica episcopal de San Pablo, en pleno distrito financiero de New York, justo enfrente de donde estaban las Torres Gemelas. Una ubicación que no es casual, ya que se trata de una ofrenda que Londres le regaló a la Gran Manzana en memoria de las víctimas de los atentados del 11 de septiembre de 2001.


A veinte años del brutal acontecimiento que sacudió la conciencia del mundo, reformateó el concepto de terrorismo y ayudó a conformar un nuevo andamiaje legislativo global sobre las libertades individuales, Marvel toma esta liturgia y la hace historieta en un corto relato protagonizado por el Hombre-Araña y el Capitán América. Dos héroes, dos símbolos que, desde la soledad de las alturas, recogen testimonio y brindan sus respetos, acompañando ese otro acto simbólico que viene repitiéndose año tras año: El encendido de las dos torres lumínicas que, desde el el Memorial de las Torres en pleno corazón de la Zona Cero, se elevan hacia el cielo dibujando los contornos de aquello que supo ser.


Ocho páginas, prácticamente mudas, en las que no pasa nada y pasa de todo. Lo de Joe Quesada y John Romita Jr. va por el lado de la acción interna, eso que llamamos emoción contenida. Un repliegue hacia el ser íntimo, intentando abrazar ese dolor que no cesa con la idea de transformarlo en algo más, en algo mejor. ¿Esperanza? Puede ser. Cada golpe de la campana es un reconocimiento. A las víctimas. Y a los héroes de esas jornadas aciagas, que suelen ser los mismos héroes de otras jornadas similares, los héroes anónimos y verdaderos. Y cada campanada es, también, la reafirmación de una postura acrítica, dispuesta a tolerar el sufrimiento sin cuestionar la ofensiva militar que los EE.UU. desplegaron hasta hace 15 minutos sobre Afganistán, o el alineamiento irrestricto que Marvel (como empresa) adoptó hacia el discurso oficial de la administración Bush Jr.


Incluido en diferentes títulos regulares que Marvel publica este mes, The Four Fivesfunciona como una especie de secuela emocional al clásico The Amazing Spider-Man vol. 2 N° 36, historia que J. Michael Straczynski y John Romita Jr. publicaran en diciembre de 2001, intentando entender qué estaba pasando durante los ataques terroristas. Y si aquel cómic galvanizaba el ruido y la furia ante la inmediatez de la pérdida, esta historieta parece venir a cerrar el período de duelo, tramitando la aceptación de la muerte como parte del fenómeno natural que es la vida, abriéndose a una reflexión retrospectiva que favorezca la aparición de ese ansiado estado de calma que permita hacer las paces con la inevitabilidad de tamaña ausencia.


A veinte años del día que cambió al mundo (como suelen llamarlo los titulares periodísticos) lo único que humanamente puede hacerse es respetar el sentimiento de los sobrevivientes y de las familias de los muertos, acompañando en silencio cada ominoso golpe de campana. Ya habrá tiempo para levantar la voz más adelante. Ojalá Marvel también lo entienda así.
Fernando Ariel García

REMINISCENCIA: TODO TIEMPO PASADO…

$
0
0
Reminiscencia. Directora: Lisa Joy. Protagonistas: Hugh Jackman, Rebecca Ferguson, Thandiwe Newton, Cliff Curtis, Marina de Tavira, Daniel Wu, Mojean Aria, Brett Cullen, Natalie Martinez y Angela Sarafyan, entre otros. Guionista: Lisa Joy. FilmNation Entertainment / Kilter Films / Michael De Luca Productions. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 19 de agosto de 2021.


La representación mental de una situación determinada, un hecho puntual, una sensación específica que haya ocurrido en el pasado. El recupero (natural o forzado) de los recuerdos que alguien atesora con nostalgia, con cariño, con dolor. La huella dactilar que la memoria imprime sobre cada personalidad humana. Los rastros estilísticos que visibilizan los registros artísticos, ideológicos, conceptuales, que toda obra le reconoce a sus influencias conscientes o inconscientes. Apenas algunas definiciones que los diccionarios lingüísticos, filosóficos, psicológicos, artísticos y médicos ofrecen sobre el vocablo “reminiscencia”.


Enunciaciones todas que le caen como anillo al dedo a Reminiscencia (Reminiscence), debut cinematográfico de Lisa Joy, una de las creadoras de la exitosa serie televisiva Westworld, que no es otra cosa que una reconstrucción de la homónima película de 1973. Y es que al ver el film protagonizado por el ex Wolverine Hugh Jackman, la mente se me fue llenando de gratos recuerdos de mi historial cinematográfico, como si esta nueva película fuera un notable (y largo) ejercicio de déja vu. En orden, nunca amontonadas o al tuntún, me fui poblando de imágenes de Blade Runner, El halcón maltés, Barrio Chino, Minority Report, Waterworld, El origen y alguna otra que ahora no recuerdo. Vaya uno a saber por qué, lo que contaba Joy no me parecía interesante o importante, lo que me mantuvo sentado en la butaca fue esa avalancha de emociones que me hacía pasear por otras épocas, otros cines y otras impresiones.


Novela negra vestida de ciencia-ficción distópica, Reminiscencia tiene una factura técnica impresionante, capaz de reconvertir a Miami en la pesadilla retrofuturista del más exquisito art-déco neonoir. Una ciudad explotada por la grieta socio-económica y permanentemente inundada por las aguas del Atlántico. Una urbe que vive de noche porque el calor del día es insoportable, sobre todo después de una guerra a la que se alude pero no se explicita; y a las consecuencias del cambio climático que se muestra como un sufrimiento extra y ya naturalizado.


Sobre esta escenografía, que Joy capitaliza en escenas de un sereno lirismo poético, la directora y guionista pareciera perderse en su propio laberinto metanarrativo sobre el sentido y los alcances de la memoria, el amor, la vida, la muerte, la soberbia, la avaricia y una larga lista de virtudes y pecados que definen la lucha de clases y el comportamiento de las personas. Pretenciosamente discursiva, enmarañada por la puesta vanguardista de un melodrama policial del Hollywood clásico, Reminiscenciatermina siendo el lejano eco de su propio pasado, un tiempo (y un cine) que supo ser mejor.
Fernando Ariel García

LA CASA OSCURA: EL SER Y LA NADA

$
0
0
La casa oscura. Director: David Bruckner. Protagonistas: Rebecca Hall, Sarah Goldberg, Stacy Martin, Evan Jonigkeit y Vondie Curtis-Hall, entre otros. Guionistas: Ben Collins, Luke Piotrowski. Anton / Phantom Four Films / TSG Entertainment. EE.UU. / Reino Unido, 2021. Estreno en la Argentina: 23 de septiembre de 2021.


Ya desde su título, La casa oscura (The Night House) revela el peso protagónico que la arquitectura tendrá en este relato de horror gótico, donde una casa ¿embrujada? será el escenario fundamental de esta película que buscará (y encontrará durante gran parte de su metraje) reformular los condimentos típicos del género. Entre esas paredes levantadas a orillas de un lago bastante tenebroso, pasarán cosas ambivalentes. Nacerá el misterio, crecerá el suspenso y se establecerá el horror.


Beth (una notable Rebecca Hall, con el film al hombro por cuestiones argumentales) acaba de quedar viuda. Su marido se suicidó, sin motivos aparentes; y en ese dolor absoluto se planta el director David Bruckner (el mismo de Ritual) para desenrollar su tapiz eminentemente atmosférico, donde el terror se define como una cuestión existencial. Se pasea por el intelecto y la emoción, deteniéndose siempre en las dudas que plantea en los espectadores el tránsito de este duelo: ¿Estamos frente a un trauma psicológico o una experiencia paranormal?


Historia de fantasmas, melodrama romántico, thriller fantasmagórico. Lo bueno de La casa oscura es que habita cómodamente cada uno de estos cuartos, generando preguntas y proponiendo teorías escalofriantes y cerebrales, morbosas y viscerales. Manteniendo una espectral elegancia formal que la vuelve, realmente, irresistible. Lástima que el guion no esté siempre a la altura de la narrativa visual; y vaya perdiendo fuerza y originalidad a medida que la trama aclara sus tantos.


Brillante en el planteo filosófico de la angustia traducida en miedo y su posterior escalada hacia el terror inaprensible, el film se hace fuerte al explorar la dialéctica entre la nada y el vacío. ¿Presencia sobrenatural alimentada por la negación del ser? ¿Construcción anímica derivada de un proceso autodestructivo inconsciente? ¿O sólo un juego de espejos apoyado en las simetrías y asimetrías diseñadas por las pesadillas de un arquitecto desesperado? Una pena que la respuesta termine enunciando una injustificada justificación para lo injustificable.
Fernando Ariel García

LA VAMPIRA DE BARCELONA: TERRORES PASADOS, HORRORES PRESENTES

$
0
0
La vampira de Barcelona. Director: Lluís Danés. Protagonistas: Roger Casamajor, Nora Navas, Bruna Cusí, Francesc Orella, Sergi López, Mario Gas, Núria Prims, Pablo Derqui, Anna Alarcón, Alejandra Howard y Albert Pla, entre otros. Guionistas: Lluís Arcarazo y María Jaén, basado en hechos reales. Brutal Media / Filmax / Televisió de Catalunya / TV3. España, 2020.


Barcelona, 1912. La desaparición de una niña en el barrio del Raval pone en vilo a la ciudad. Con el descontento social en escalada, la policía logra resolver el caso en apenas dos semanas. Enriqueta Martí Ripoll, mendiga de día y dama de la sociedad por las noches, es encontrada culpable del secuestro. La investigación posterior saca a la luz una historia tan escabrosa como terrorífica. Enriqueta era, en realidad, una proxeneta de niños para hombres de la clase acomodada catalana. En su casa se encontraron los restos de los chicos que había asesinado de manera brutal, junto con potes de grasa humana, sangre coagulada, cabellos, esqueletos de manos y huesos molidos. Materia prima con la que fabricaba una serie de cremas, pociones, pomadas, ungüentos y mantecas que vendía al público. Las calles, con una ayudita de la prensa sensacionalista, bautizó a la asesina con el escabroso mote de La vampira de Barcelona.


Esta es la historia oficial que el boca a boca generacional reconvirtió en oscuro mito urbano de la Ciudad Condal. Hasta que, hace unos años, algunas voces comenzaron a alzarse entre el ruido, señalando que las cosas podrían no haber sido de la forma en que se contaron. Pusieron en duda la investigación, la calidad de las pruebas y el verdadero rol que jugó Enriqueta en el secuestro y las desapariciones. Echaron luz sobre los poderosos intereses en juego; y al animarse a postular conclusiones divergentes, terminaron haciéndose otras preguntas.


La vampira de Barcelona, el film de Lluís Danés, se inscribe dentro de este movimiento revisionista. Y lo hace con una potencia estética pocas veces vista. Apelando a un barroco blanco y negro que, en escasas ocasiones, muta al color que mejor exprese la carga dramática de los acontecimientos. Y una imaginería visual brillante, que conjuga equilibradamente las características identitarias de una puesta en escena principalmente teatral, pero que sabe capitalizar sus acertadas modulaciones derivadas del cine animado y las sombras chinescas. Un combo explosivo que potencia la carga atmosférica de la trama, los entornos y las siluetas góticas de burdeles y silencios.


Pero más allá de estos méritos formales, la película aprovecha la hibridación de géneros para construir un perfil que incluye y supere al de la asesina serial. Con la figura del periodista Sebastià Comas (un Roger Casamajor de lujo) estancado entre los ecos con que el caso reverbera en su historia personal, La vampira de Barcelona abre el juego tanto al terror como al policial negro, pasando por el thriller psicológico, el costumbrismo y la denuncia social. Porque en realidad lo que Danés monta ante nuestros ojos es el fresco de una moral degradada y degradante, anclada en la marginación, el analfabetismo, la explotación, la violencia contra las mujeres y los abusos infantiles. Vicios privados de una élite que enmascaraba su sordidez tras la fachada burguesa de la modernidad. Delitos públicos que se continúan cometiendo (y cubriendo) con la misma impunidad que hace un siglo. Privilegios de una casta de vampiros que no vive sólo en Barcelona.
Fernando Ariel García

LOS AÑOS MÁS BELLOS DE UNA VIDA: EL AMOR DESPUÉS DEL AMOR

$
0
0
Los años más bellos de una vida. Director: Claude Lelouch. Protagonistas: Anouk Aimée, Jean-Louis Trintignant, Antoine Sire, Marianne Denicourt, Souad Amidou y Tess Lauvergne, entre otros. Participación especial de Monica Bellucci. Guionista: Claude Lelouch. Les Films 13 / Davis Films / France 2 Cinéma. Francia, 2019. Estreno en la Argentina: 23 de septiembre de 2021.


En la vida hay amores que nunca pueden olvidarse. Y en el cine, también. En 1966, Claude Lelouch inmortalizó a la pareja de Jean-Louis Duroc (Jean-Louis Trintignant) y Anne Gauthier (Anouk Aimée), dos viudos que se animaron a intentarlo de nuevo, aunque la pasión y la felicidad no estuvieran viniendo de la mano. Un hombre y una mujer fue un exitazo de aquellos, lanzó a la fama internacional al director, los protagonistas y el tema musical (Da da da da da, da da da da da) de Francis Lai. Y también consagró al Citroën 2 CV y el bucólico pueblo normando de Deauville.


Con la magia intacta, todos los ingredientes vuelven al ruedo en Los años más bellos de una vida (Les Plus Belles Années d'une vie), pequeña obra maestra hecha de nostalgia cinéfila y optimismo militante. Pero claro, dentro y fuera de la pantalla han transcurrido 53 años (y una secuela, Un hombre y mujer - 20 años después, que esta tercera parte parece ignorar de manera adrede) y el paso del tiempo (así como sus estragos sobre los amantes) están en el corazón de la trama.


Jean-Louis es el más golpeado de los dos. Internado en una residencia geriátrica, tiene problemas de movilidad y una memoria intermitente que sólo recuerda nítida y claramente a la mujer que sacudió sus estructuras hace medio siglo. A pedido del hijo de Jean-Louis, Anne accede a re-encontrarse con el hombre que amó y por quién fue traicionada. ¿Qué saldrá de este romántico experimento? Un viaje inolvidable que revisitará esa gran historia de amor, habitada ahora por un sentimentalismo pragmático, una emotividad sincera y honestamente brutal.


Película pequeña que se agiganta en la actuación de Trintignant y Aimée, monstruos absolutos del séptimo arte, capaces de sostener largos (y profundos diálogos) sin moverse de sus asientos, capturando y exhibiendo un abanico gestual tan demoledor como conmovedor. Jugando a proponer un futuro mínimo de paz y serenidad compartida, sedimento del fuego que estuvo y las chispas que siguen estando a pesar de los dolores y las pérdidas, un hombre y una mujer rinden homenaje a lo que supieron ser. No es un testamento, sólo un otoñal poema de amor entregado al viento. Y a las volubles olas de la memoria.
Fernando Ariel García

VIVIR SU VIDA: NINGUNA MUJER NACE PARA PUTA

$
0
0
Vivir su vida. Director: Jean-Luc Godard. Protagonistas: Anna Karina, Saddy Rebbot, André Labarthe, Guylaine Schlumberger, Gérard Hoffman y Monique Messine, entre otros. Participación especial de Brice Parain y Jean Ferrat. Guionista: Jean-Luc Godard, basado en el libro La prostitution (1959) de Marcel Sacotte. Música: Michel Legrand. Canción:Ma Môme, interpretada por Jean Ferrat. Les Films de la Pléiade / Pathé Consortium Cinema. Francia, 1961. Estreno en la Argentina (versión remasterizada): 14 de octubre de 2021.


Dicen los que saben que, al patentar el movimiento cinematográfico que sería conocido como nouvelle vague (nueva ola), los cineastas franceses François Truffaut, Jean-Luc Godard, Jacques Rivette, Éric Rohmer y Claude Chabrol tenían en mente el lenguaje realista que habían admirado en las grandes obras del neorrealismo italiano. Principalmente, su manera de abordar la condición humana de manera auténtica (no edulcorada) y cuasi documental. Una opción por el desolado desgarro del alma, marcada siempre por el devenir social de la clase trabajadora y la pequeña burguesía en épocas de posguerra.


Este decálogo se cumple a rajatablas en Vivir su vida (Vivre sa vie), tercer largometraje (y tercer clásico) de Jean-Luc Godard, notablemente afianzado en su manejo de la experimentación narrativa en base al movimiento de cámaras, la exasperante relación entre el sonido y el silencio; y un discurso signado por la fragmentación de la continuidad entre planos. Recursos formales que Godard utilizaba para exponer, de modo sumamente verosímil, las vicisitudes morales de sus personajes. Evitando, siempre, la tentación de caer en el facilismo de juzgar sus acciones o sus motivos.


En Vivir su vida sigue los pasos de Nana (Anna Karina), joven que abandona a su esposo y a su hijo para intentar suerte siguiendo su deseo de convertirse en actriz. Económicamente, el camino hacia su sueño se le hará muy cuesta abajo; y el descenso a su infierno personal se nos mostrará sin sentimentalismos ni golpes bajos. La prostitución aparece como respuesta a sus necesidades; y el proxeneta que la comercializa nos dará una clase práctica de las condiciones legales del negocio, desde los protocolos sanitarios aplicados a la mercancía hasta la bestial deshumanización inherente a la transacción humana.


Con citas permanentes al cine de Carl Theodor Dreyer, Jean Renoir y Robert Bresson, la literatura de Montaigne, Charles Baudelaire, Émile Zola y Edgar Allan Poe; y la filosofía de Brice Parain (que se interpreta a sí mismo en una apasionante charla de café con Nana), Godard habla de los límites del amor, el deseo, el lenguaje, los idealismos, la comunicación, la impotencia, la alienación urbana, los consumos culturales, la causalidad, la explotación del hombre por el hombre. Y lo hace recortando la trama en doce episodios autoconclusivos e interconectados, representando estructuralmente la fractura existencial que va descoyuntando a la protagonista, abstraída en estériles racionalizaciones con las que intenta convencerse de que es libre.


A 60 años de su estreno, Vivir su vida mantiene intacta la vigencia de su discurso y sus urgencias. Poder verla totalmente remasterizada, como si hubiera sido filmada ayer, es un lujo. Tan doloroso como necesario.
Fernando Ariel García

007 - SIN TIEMPO PARA MORIR: EL OTOÑO DEL ESPÍA

$
0
0
Sin tiempo para morir. Director: Cary Joji Fukunaga. Protagonistas: Daniel Craig (James Bond), Rami Malek (Lyutsifer Safin), Léa Seydoux (Madeleine Swann), Lashana Lynch (Nomi), Ben Whishaw (Q), Naomie Harris (Eve Moneypenny), Jeffrey Wright (Felix Leiter), Christoph Waltz (Ernst Stavro Blofeld), Ralph Fiennes (Gareth Mallory / M), Lisa-Dorah Sonnet (Mathilde), Billy Magnussen, Ana de Armas y David Dencik, entre otros. Guionistas:Neal Purvis, Robert Wade, Cary Joji Fukunaga y Phoebe Waller-Bridge, basado en personajes y situaciones creados por Ian Fleming. Música: Hans Zimmer. Canción de apertura: No Time to Die, interpretada por Billie Eilish. Metro-Goldwyn-Mayer / Eon Productions. Reino Unido / EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 30 de septiembre de 2021.


No importa lo que haya hecho Daniel Craig en los últimos quince años. No importa que su James Bond haya abierto definitivamente el camino a una nueva concepción del agente secreto más famoso y más longevo de la historia de la cultura humana. Un hombre áspero y vulnerable, vengativo y sentimental. Una máquina de matar con el corazón roto, guiado por la férrea disciplina militar y movilizado por distintas venganzas personales. Ante la conciencia del mundo, 007 seguirá siendo el emblema del machismo heteronormativo afianzado al calor de la posguerra, el eterno seductor que usa (y descarta) mujeres, armas y autos con la misma celeridad. Un cosificador serial destinado a morir en las garras del actual conservadurismo disfrazado de corrección política.


Por eso, aprovechando que esta Sin tiempo para morir (No Time to Die) será la última aparición de Craig en la piel de Bond, la licencia cinematográfica ha decidido cerrar el arco argumental del ciclo Craig como no se había permitido hacerlo con Sean Connery, Roger Moore o Pierce Brosnan. O sea, poniendo punto final al Bond modelo 1962, signado por el hedonismo autorreferencial, un espíritu patriótico lindante con lo patriotero, la canchereada sexista y la prepotencia geopolítica. Algo que ya había hecho con Craig, dicho sea de paso, de manera narrativa antes que declamatoria.


Si algo caracteriza al Bond de Craig es su opción por el periplo interno del personaje, habitado por un sinfín de fantasmas que bañan su presente en las aguas del pasado. Un sino trágico que fuimos decodificando con el paso de sus cinco películas y que, en Sin tiempo…, se ocupa de descarnar lo que quedaba del icono para entregarnos la última victoria del mito reconvertido en humano de carne y hueso. Viendo el final, uno entiende por qué la película aguantó la pandemia sin caer en el streaming. Ese último tramo merece la ceremonia de la pantalla grande tanto como la despedida a Daniel Craig.


Un fin de ciclo que deja la franquicia abierta de par en par para la reconversión futura que más satisfaga al mercado y menos escandalice a los fans. Sobre todo, porque se ha encargado de cerrar (con altura y pathos shakespereano) las puertas que moldearon y definieron la identidad de una saga atravesada por los diferentes cambios epocales que le tocó transitar. El próximo agente al servicio secreto de su majestad podrá ser aquello que quiera ser. El lienzo (otra vez) está en blanco, esperando que aparezcan los primeros trazos. Pero ojo, Sin tiempo… deja claro que hace falta más que una licencia 007 para ser James Bond. Hace falta, principalmente, saber vivir. Y dejar morir.
Fernando Ariel García

IN MEMORIAM: ROBIN WOOD (1944-2021)

$
0
0
Errante sumerio. Apache blanco. Jenízaro negro. Verdugo de mutantes y vampiros. Agente secreto (irlandés y letal, argento y un poco chanta). Soldado de la Legión Extranjera. Bárbaro atlante. Azote de la mafia. Periodista de la editorial Palomita. No sólo fue todo eso (y mucho más), sino que nos hizo serlo con él. Ayer murió Robin Wood y hoy el mundo de la historieta se despertó un tanto más vacío de ideas, huérfano de fantasías, profundamente triste. En su memoria y celebrando la vigencia de su obra, reproducimos esta entrevista que apareció publicada en SONASTE MANECO Nº 13, con motivo de los 40 años de Nippur, en febrero de 2008.
Por Fernando Ariel García


Siempre se dijo que quería ser dibujante de historietas, no guionista. Si es así, ¿cómo fue que terminó convertido en uno de los autores fundamentales de la Editorial Columba? ¿Tenía conocimientos del manejo técnico del guion o los fue aprendiendo y desarrollando sobre la marcha?
Mi vida de guionista nunca se ha separado mucho de mi vida de vagabundo impenitente, que ya lleva décadas y aún no ha cesado. ¿Cómo empecé a trabajar en el mundo de la historieta? Aquí entra el tema de mi caótica vida. Hijo natural, a los doce años trabajé en el desierto, en la Ruta Transchaco. Y luego estuve cuatro años como obrajero en el Alto Paraná. Era un verdadero psicópata lector de todos los libros que me caían en la mano. De hecho, a los ocho años leí Todos los hombres son mortales de Simone de Beauvoir. Creo que nunca empecé a trabajar en el mundo de la historieta, sino en el de la fantasía. Soy irlandés de origen y aunque ello no sea una justificación per se, puede considerarse una raíz. “Esa raza de locos cuyas canciones son siempre tristes y sus combates son siempre alegres”, se dice de nosotros.

Homenaje de Carlos Gómez a Robin Wood

Quise ser dibujante sin aceptar que no tenía el menor talento para ello. E iba a Bellas Artes (que en mi caso no eran ni bellas ni artes) y allí conocí a Luis Lucho Olivera, un verdadero genio con el cual nos pasábamos horas hablando de la historia de Sumeria, la civilización del 5 mil antes de Cristo. Lucho se convirtió en una estrella y yo en un estrellado. Pasé años trabajando en fábricas y viviendo en miserables pensiones con cuatro camas por cuarto. Un día Lucho me confió que estaba desesperado por la baja calidad de los guiones que recibía; y sabiendo que yo de adolescente había ganado dos premios literarios, me pidió un guion. Lo hice y se tituló Historia para Lagash. Y allí nació un mítico guerrero llamado Nippur. No tenía ningún conocimiento técnico y tuve que aprender sobre la marcha la fusión de textos y dibujos. Por eso me llevó un buen tiempo superar el exceso literario que primaba en mis primeras historietas.


Gran parte de sus trabajos tienen una fuerte presencia del hecho histórico, sea una revolución, una guerra, un tipo específico de cultura, personalidad o situación que jalonó, de alguna manera, el progreso de la humanidad y el discurso conocido de la Historia. ¿Se trata de alguna pasión personal, de imposiciones editoriales o de causas fortuitas?
La influencia de la Historia o de esas situaciones que la jalonaron se debe, efectivamente, a mi gran pasión por la Historia. Pero la Historia real, no la desabrida de las escuelas ni la visión politizada donde todos son buenos o malos. Me gusta la historia humana y escarbar en ella. Al hacerlo, uno siempre se lleva sorpresas. En mis primeros tiempos en Columba, escribí muchos unitarios acerca del Descubrimiento de América; y también de las guerras de independencia y civiles por las razones que expuse antes: Pasión por la historia real. Y Columba me daba absoluta libertad para elegir mis temas.


¿O sea que Nippur surgió de su amor puntual por la sumeriología?
Surgió por mi pasión y por la de Lucho Olivera. No puedo decir que quisiéramos hacer algo diferente. Simplemente intentamos con aquello que nos complacía y así creamos a ese joven príncipe sumerio a quien las desgracias y las guerras convierten en un hombre amargado, al principio; y en uno más sabio y humorista después. Y que termina transformándose en una leyenda en el momento en que ya no lo desea.


Cuando Nippur se convirtió en un objeto de culto, creí que era por su heroicidad y valor, pero con el tiempo comprendí que lo era por su humanidad. Por esa humanidad que nace del dolor, del sufrimiento y también del amor hacia otros; y de los otros para con uno. Entonces, lentamente, comenzaron a aparecer otros personajes en su vida. Hattusil, el terrible jorobado y su mejor amigo. Karien, la amazona y madre de su hijo Hiras, el amado de los pájaros. Sargón, el rey que debe sacrificar su amistad por razones de estado. Y Ur-El, el gigante de Elam cuyo destino es morir en brazos de Nippur, cerrando así una amistad legendaria.


Algunas de sus primeras series (Nippur de Lagash, Dennis Martin, Jackaroe) nacieron como unitarios. ¿Cuándo se dio cuenta de que esos personajes podían soportar el peso de una cabecera propia sobre sus espaldas? ¿Fue una idea suya o de la editorial?
Es cierto, casi todas mis primeras series nacieron como unitarios. En esa época, yo era un debutante y aún no captaba el poder real de la historieta, pero la editorial me pidió que las continuara por el enorme impacto popular que habían alcanzado. Así comencé a experimentar con las series; y poco a poco comprendí que esa era la mejor manera de llegar a los lectores, de hacer que adopten a los personajes, que los quieran y que quieran seguirlos episodio tras episodio. Tengo una enorme colección de cédulas de identidad con nombres de personas reales que se llaman Nippur, Gilgamesh, Hiras, Jackaroe y Dago, por ejemplo. Hasta ese punto llega el cariño de los lectores por sus héroes.


Y cuando crea una nueva serie, ¿lo hace pensando en quién va a ser el encargado de dibujarla?
Sí. Cuando escribo, ya pienso en el dibujante. Cada dibujante tiene su potencial; y es ese potencial el que hay que explotar. Darle la oportunidad de lucirse en aquello que hace mejor. Es una cuestión de sentido común.


¿Y también piensa cuánto puede “durar” una serie? ¿Conoce de antemano cómo va a terminar?
Eso no. Nunca pienso en los finales de las series. A decir verdad, ni siquiera sé qué voy a escribir cuando empiezo un proyecto. No tengo ideas preconcebidas, ni plan ni sistema. Me siento a escribir y algo sale.


Por lo general, cuando se habla del “estilo Columba”, es inevitable referirse al abuso de la palabra impresa, sobre todo porque los textos de apoyo repetían aquello que mostraba el dibujo. Sin embargo, en sus trabajos, los textos de apoyo se dedicaban a comunicarle al lector los estados emocionales y/o las características psicológicas de los personajes, complementando así la acción gráfica. Por ser usted el referente más importante de Columba, ¿tenían sus guiones un tratamiento especial, gozaban de ciertas licencias creativas que el resto de las historietas no tenían?
La Editorial Columba siempre fue criticada. Por mil razones distintas, que a veces llegaban al ridículo. Columba era una empresa comercial y actuó como tal. Se la acusó de exceso de texto sin razonar que, cincuenta años atrás, ese era el estilo en boga. También se dijo que sus colores eran malos. Y a veces lo eran y otras no. Que su papel fuera de baja calidad y la impresión bastante pobre, también ocurría. Pero los críticos de Columba olvidan que Columba dio trabajo a generaciones de dibujantes. Los críticos criticaban, Columba daba trabajo, era así. 

Homenaje de Yildirim Orer a Robin Wood

Columba llegó a vender un millón de ejemplares por mes; y la mayor parte de su venta era en la campaña, el interior del país. Sé que este comentario mío alzará un bramido de la intelectualidad historietística, pero las historietas de Columba eran la historieta justicialista, la historieta peronista, la que llegaba a todos los sectores modestos. A los pobres, a los agricultores, a los gauchos y hasta a las clases cultivadas de Buenos Aires. Era la historieta que leía toda la Argentina. ¿No les parece eso un gran mérito?


Con respecto a mis guiones, simplemente gozaban de un tratamiento preferencial porque vendían. Y recuerden que yo trabajé con Columba dos años y luego me compré una mochila, una máquina de escribir portátil y un cuchillo de monte; y dejé la Argentina por veinte años, excepto algunas visitas esporádicas. Así que no tenía mucho tiempo para ser el servil de nadie.


Siempre me fascina que, más de treinta y cinco años después, mis detractores no se cansen del tema y sigan tan furibundos en sus ataques como el primer día. Lo más curioso es que ni siquiera conozco a la mayoría de esos buenos caballeros… y damas. ¿Qué es lo que tanto les ofende de mí? Yo encuentro todo esto más bien divertido y ligeramente ridículo.


Otro de los mitos instalados con respecto a su trabajo sostiene que, en su momento de mayor producción, a veces se tomaba un guion antiguo de alguna serie y se lo adaptaba a otra. Por ejemplo, un viejo capítulo de Nippur terminaba convertido en una nueva aventura de Jackaroe. ¿Es eso cierto?
Tomar viejos guiones, cambiarles los personajes y republicarlos. Tengo una sola respuesta a eso: He escrito cerca de 7 mil guiones de historietas y mi imaginación sigue galopando. Mis críticos no se rinden.


Pero sí es cierto que algunos antiguos episodios fueron redibujados y ofrecidos nuevamente al público lector. Me vienen a la cabeza ciertos Dennis Martin, Jackaroes y la saga vikinga de Harald, por ejemplo. Ya que no existían diferencias considerables en el guion, ¿a qué se debió esa decisión? ¿A falta de tiempo, de inspiración? ¿Premuras en las fechas de entrega impuestas por Columba?
Recuerden que el manejo de los dibujos, e incluso la modificación de algunas partes de los guiones, estaba en manos de la editorial. Yo me encontraba a treinta mil kilómetros, en la India o en Hong-Kong, no en una oficina de Columba. Además, nunca me inmiscuí en las decisiones de la editorial. Ellos hacían su trabajo. Yo, el mío.


En los años ‘70, Columba lanzó una nueva propuesta editorial, la “Colección Todo Color”. Que se trataba de una serie de revistas en formato comic-book (o mexicano, como se lo conocía en esos años), dedicadas a los personajes más populares de la editorial, entre los que se encontraba, obviamente,Nippur de Lagash. Esta es una de las etapas del personaje más recordada por los lectores, ya que contaba con el aporte gráfico de Ricardo Villagrán, cuya visión del Errante quedó instalada en el inconsciente colectivo como “la versión definitiva” del personaje, superando incluso la tarea realizada por Lucho Olivera en las páginas del D’artagnan. ¿Tiene alguna idea de por qué fue cancelada esa colección que, a priori, aparecía como un éxito comercial?
Lo único que sé es que yo no tuve nada que ver con el cierre. Fue una decisión de Columba. Yo estaba en algún lugar del mundo y ni me enteré de lo que estaban haciendo.


¿Cómo fue el pase a la italiana Eura? Es decir, al dejar de trabajar para Columba y asumir la propiedad de su trabajo, usted se convirtió en una especie de “proveedor” de la editorial argentina y dejó de ser un simple “empleado”. ¿Ese cambio de posiciones trajo aparejado también algún tipo de modificación en su sistema de trabajo? Me refiero a mayores libertades creativas y/o injerencia editorial sobre los contenidos.
El cambio de Columba a Eura fue colosal. De pronto no había censura y tenía una libertad absoluta para elegir los temas. Y los condimentos. A Dago, por ejemplo, que en ese entonces se encontraba atravesando una aventura en el Nuevo Mundo, pude incorporarle dosis de erotismo y violencia que dieron por resultado capítulos fascinantes, como el del saqueo de Roma, el del nacimiento del hijo de Dago y mil otros más que no vienen al caso. Lo mismo me ocurrió con Amanda, mi otra joya personal dibujada por Alfredo Faluggi, que se convirtió en uno de los grandes éxitos italianos, junto con el Dago de Carlos Gómez. Simplemente, con el pase a Eura se me abrieron horizontes infinitos.


¿Había tenido problemas con Columba? Le pregunto porque durante los ‘70, siendo usted el referente más importante de la editorial, colaboró esporádicamente con Record, firmando unitarios para Skorpio. ¿Estos trabajos perjudicaron su relación con Columba? ¿Y por qué no prosperó la relación comercial con Record?
Efectivamente. Durante los ’70 colaboré con Record, por interés. Columba tenía una estricta censura moral, cosa que no ocurría con Record. Y yo quería escribir sin trabas. Hice tres guiones para Record y luego lo dejé por discrepancias con Alfredo Scutti (dueño de la editorial). Nada grave, pero molestas. Además, yo viajaba otra vez a Europa. Así de simple.


Lo último. ¿Tiene algún plan para el futuro de Nippur?
Claro que sí. Me gustaría hacerlo en libros de tapas duras, a todo color y con nuevos dibujantes, que lo engrandezcan aún más, de ser eso posible. Después de todo, cómo dejar de lado a ese gigante tuerto que siempre tiene una carcajada a mano. O una espada, según demande la ocasión.

RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS: EL FUEGO EN EL QUE ARDÍA

$
0
0
Retrato de una mujer en llamas. Directora: Céline Sciamma. Protagonistas: Noémie Merlant, Adèle Haenel, Luàna Bajrami, Valeria Golino, Christel Baras, Cécile Morel, Armande Boulanger y Michèle Clément, entre otros. Guionista: Céline Sciamma. Arte France Cinéma / Hold Up Films / Lilies Films. Francia, 2019. Estreno en la Argentina: 21 de octubre de 2021.


Vi Retrato de una mujer en llamas (Portrait de la jeune fille en feu) el 6 de marzo de 2020. Lo recuerdo porque fue la última privada de prensa a la que asistí antes de que apareciera la pandemia y el posterior aislamiento social preventivo y obligatorio. Con todo cerrado, la excelente película de Céline Sciamma no pudo estrenarse en salas cinematográficas el 19 de marzo del año pasado. Y si hubo que esperar diecinueve meses para poder verla en pantalla grande, es porque este film brillante y urgente merece ser visto en pantalla grande, arropado por la previa liturgia cinematográfica correspondiente.


Estamos en la Bretaña francesa de 1770. Y seguimos los pasos de una joven pintora que debe hacer, en secreto y en soledad, el retrato matrimonial de otra joven, que acaba de dejar el convento y no quiere contraer matrimonio. Observándose de día y recreándose de noche, entre las dos mujeres va apareciendo algo completamente prohibido en ese entonces, en esos lugares y en esas pertenencias sociales.


La fuerza del viento en playas frías, agrestes y desoladas. El vaivén de las olas que avanzan sin pedirle permiso a la arena, antes de regresar a su núcleo acuoso de confort. El crepitar de los leños prendidos en la noche más oscura. Todos signos, poéticas metáforas que van construyendo el camino irrefrenable de la atracción, del deseo, de la pasión que se abre paso frente a cualquier imposición social o religiosa. La consumación gloriosa de la libertad, aunque eso implique un probable final trágico para las involucradas.


Lo más interesante de Retrato…, me parece, es que no se asume como una historia de amor lésbico, sino como una historia de amor. Una novela romántica decimonónica que, con inteligencia, con sensibilidad y mucha emoción, desmenuza el imaginario patriarcal, machista y heteronormativo que está siendo desarticulado (de a poco, es cierto) en los tiempos contemporáneos al espectador. Un juego de espejos sutil, brutal, contundente. Un melodrama erótico moderno y de época, que confirma cierta inercia cultural que arrastra el paso del tiempo. Y lo logra con una belleza plástica que duele. Y también reconforta.
Fernando Ariel García

TERREMOTO 8.5: GEOPOLÍTICA DEL CAOS

$
0
0
Terremoto 8.5. Directores: Kim Byung-seo y Lee Hey-jun. Protagonistas: Ma Dong-seok, Lee Byung-hun, Ha Jung-woo, Jeon Hye-jin, Bae Suzy y Robert Curtis Brown, entre otros. Guionistas: Kim Byung-seo, Kim Tae-Yoon, Kwak Jeong-deok y Lee Hey-jun. CJ E&M / Dexter Studios / Perfect Storm Film. Corea del Sur, 2019. Estreno en la Argentina: 28 de octubre de 2021.


Este sí que es un caso de timing perfecto. A poco más de un mes de la erupción del volcán Cumbre Vieja en la isla española de La Palma, cuando nos siguen asombrando las imágenes de esas devastadoras coladas de lava incandescente desembocando en el Atlántico después de carbonizar el suelo a su paso, llega a los cines argentinos este tanque surcoreano del 2019. Una película que trata justamente de un volcán que, después de estar inactivo cerca de mil años, entra en violenta erupción y pone en peligro de desaparecer a toda la península coreana.


El título argentino, Terremoto 8.5, es un poco engañoso. Y me parece que viene puesto para intentar capitalizar la inmanencia en el inconsciente colectivo del clásico de todos los clásicos del cine catástrofe, el Terremoto de 1974 con Charlton Heston, Ava Gardner, Walter Matthau y un larguísimo etcétera de primeras figuras. Porque si bien el terremoto está presente durante todo el metraje del film hecho a cuatro manos por Kim Byung-seo y Lee Hey-jun, el eje dramático pasa por el acontecimiento volcánico, no por el movimiento sísmico derivado del mismo.


Por eso la película se titula, en su coreano original, Baekdusan, en referencia al Monte Baekdu, el más alto de la República Democrática Popular de Corea, enclavado justo en el límite fronterizo entre Corea del Norte y la República Popular China. Un lugar venerado por los pobladores locales, ya que la narrativa mitológica local le atribuye al monte no sólo el origen del pueblo coreano, sino la representación de su espíritu identitario, fuente de innumerables leyendas, canciones, relatos orales y escritos.


Que semejante representación mítica de la vida aparezca reconvertida en mensajera de la muerte incandescente para toda la península, dota al metraje de una carga simbólica que a nosotros nos pasa de largo, ocupados como estamos siguiendo las imágenes impactantes por la escala de semejante destrucción masiva. Y si el cataclismo es la lujosa vestimenta elegida por la trama para tenernos enganchados durante más de dos horas, es porque la historia que se nos cuenta tiene mucho de previsible y bastante poco de original. Cuestiones personales entrelazadas con los acontecimientos naturales. Personajes opuestos que se hermanan hasta conseguir la estatura de héroes. Mucha pose con exceso de testosterona y humor tonto puesto en el momento necesario para aflojar tensiones. Si fuera una peli yanqui, Bruce Willis y Dwayne Johnson entraban de taquito.


Lo más interesante, para mí al menos, está en el costado geopolítico que pone a rodar este Terremoto 8.5, poniendo en escena la injerencia estadounidense junto con la injerencia china sobre la necesaria (de acuerdo con la lógica argumental) invasión surcoreana a Corea del Norte para una misión suicida con armas nucleares. Definitoria partida de ajedrez político, diplomático y militar, que mete más miedo que el volcán desbocado. Y promete ser más destructor que los ríos de lava mordiéndote los talones.   
Fernando Ariel García

EL CASO COLLINI: EL HUEVO DE LA SERPIENTE

$
0
0
El caso Collini. Director: Marco Kreuzpaintner. Protagonistas: Elyas M'Barek, Alexandra Maria Lara, Franco Nero, Heiner Lauterbach, Stefano Cassetti, Manfred Zapatka, Jannis Niewöhner y Rainer Bock, entre otros. Guionistas: Robert Gold, Jens-Frederik Otto y Christian Zübert, basado en la novela homónima (2011) de Ferdinand von Schirach. Constantin Film / SevenPictures Film / Mythos Film / Rolize GmbH & Co. Alemania, 2019. Estreno en la Argentina: 28 de octubre de 2021.


Empieza la película y al toque uno ya sabe para dónde va a rumbear. El asesinato de un emblemático hombre de negocios alemán, a manos del silencioso italiano de apellido Collini (un Franco Nero que se los come a todos a fuerza de miradas y gestos tan ásperos como contenidos), viene gritando a los cuatro vientos que el oculto motivo tiene que estar emparentado con el momento más oscuro, aberrante y condenado de la historia germana contemporánea: El nazismo, los crímenes de guerra y la reinserción de los jerarcas nazis menos conocidos en las distintas capas de la moderna sociedad alemana.


Demorarse cerca de medio metraje para llegar a este punto es el mayor pecado de El caso Collini (Der Fall Collini), film de Marco Kreuzpaintner que adapta el homónimo best-seller del escritor y jurista Ferdinand von Schirach. Es cierto que necesita presentar a los personajes principales para hacernos empatizar con sus historias, sus causas y sus decisiones, sobre todo porque los lazos que los unen (y separan) son los que conforman el nudo emocional que evita que la película sea sólo la lectura de uno (o varios) expedientes procesales.


Porque El caso Collini es, principalmente, la puesta en escena de un drama judicial resuelto, como corresponde, en las salas de un tribunal de Justicia. Ámbito burocrático dónde se llevará a cabo el duelo, real y simbólico, entre un joven abogado principiante, idealista y preocupado por dictar Justicia; y un leguleyo veterano, ya hecho y derecho en los negocios afines a los acuerdos extrajudiciales, ocupado en hacer cumplir la Ley. En el medio, el asesinato que hecha a rodar la imparable bola revisionista y todos los giros administrativos que uno pueda imaginarse.


Lo más interesante de El caso Collini es que, en el momento en que todo corre riesgo de quedarse anclado en la previsibilidad del thriller legal narrado de manera clásica, sólida y muy convincente, el quid de la cuestión salta de la responsabilidad personal a la colectiva. Y ahí hace estallar una serie de planteos éticos y morales que contienen y sobrepasan los alcances puntuales del caso en cuestión. ¿Cuál es el límite entre la culpa y la responsabilidad? Y, en consecuencia, ¿cómo se castiga a una generación de culpables cuándo esa misma generación de culpables es la responsable por el dictado de las leyes que deben garantizar la Justicia a las víctimas y sus deudos?


Aceptando la culpabilidad de Collini, pero haciendo valer el derecho a su legítima defensa y al sanador valor absoluto de la Verdad, del careo entre estas dos monstruosidades incomparables entre sí, debería salir a la luz una sentencia reparadora para las víctimas del nazismo, aunque su condición de víctima nunca justifique su metamorfosis hacia la figura de victimario. Pero, ¿qué pasaría si esa transición fuera el resultado no deseado de un proceso espúreo de desnazificación de las estructuras del Estado? ¿Es posible que la propia Justicia haya garantizado la impunidad del nazismo remanente en Alemania? ¿Será ese el huevo de la serpiente de las nuevas ultraderechas europeas? El caso Collini se anima a responder esas preguntas. Lástima que tarde tanto en asumir su condición de gran película.
Fernando Ariel García

ETERNALS: TODO PARA TRIUNFAR

$
0
0
Eternals. Directora: Chloé Zhao. Protagonistas:Gemma Chan (Sersi), Richard Madden (Ikaris), Kumail Nanjiani (Kingo), Lia McHugh (Sprite), Brian Tyree Henry (Phastos), Lauren Ridloff (Makkari), Barry Keoghan (Druig), Don Lee (Gilgamesh), Salma Hayek (Ajak), Angelina Jolie (Thena) y Kit Harington (Dane Whitman), entre otros. Participación especial de David Kaye (voz del Celestial Arishem), Bill Skarsgård / Arie Dekker (Kro, líder de los Deviantes), Patton Oswalt (Pip el Troll) y (no vamos a spoilear nada, aunque ya salió por todos lados) como Eros / Starfox. Guionistas: Chloé Zhao, Patrick Burleigh, Ryan Firpo y Kaz Firpo, basado en el cómic The Eternals(1976), creado por Jack Kirby. Marvel Studios. EE.UU., 2021. Estreno en la Argentina: 4 de noviembre de 2021.


Un grupo de diez paladines con cupo femenino del 50 por ciento. Una latina que oficia de líder, una de ascendencia asiática, una yanqui típica, una afroamericana sorda que interpreta a una superheroína sorda; y una que representa el estándar hegemónico de belleza renacentista. Del lado masculino, un modelo de galán rudo y tierno, uno de ascendencia pakistaní, un afroamericano gordo y gay; y un caucásico con pinta de nerd. Si una película representa a la perfección el ideal inclusivo de la actual corrección política, es ésta Eternals de Marvel. Sobre todo, porque, si bien ninguno de estos seres todopoderosos ha nacido en el planeta Tierra, todos (algunos más que otros, es cierto) han llegado a autopercibirse como seres humanos. Y eso es lo que más le importa a la trama.


La película de la oscarizada Chloé Zhao arranca siguiendo, en líneas generales, la premisa original del cómic que marcó el regreso del Rey Jack Kirby a la Casa de la Ideas. Un pastiche fantacientífico influido por la literatura especulativa de Erich von Däniken (¿alguien se acuerda del best-sellerRecuerdos del futuro?), donde los grandes progresos de la humanidad en la era antigua, habrían sido administrados y/o provocados por la injerencia de avanzada vida inteligente extraterrestre en nuestro planeta. En el Universo Cinematográfico de Marvel (UCM), ese rol le cabe a los Eternals.


Por suerte, Zhao se queda sólo con la premisa del cómic de Kirby. Porque, la verdad sea dicha, The Eternals fue (y sigue siendo) una de sus obras más ambiciosas y menos logradas. En algún momento del metraje, la directora de Nomadland sacude la estantería, cambia las reglas del juego y mejora notoriamente la propuesta primigenia. Dejando el humor en cómodo segundo plano, desarrolla una serie de cuestiones filosóficas mucho más compleja e interesante que la lucha por la supervivencia. Y se anima a plantear situaciones que el UCM no había tocado. Hasta ahora.


La construcción de una identidad queda en el centro de la escena. Y a su alrededor, se van concatenando distintas instancias que refieren, de manera aleatoria, al uso arbitrario de la fuerza como abuso de una posición dominante, la naturaleza tóxica de determinados liderazgos, la obediencia debida, las mentiras que oculta cualquier historia oficial travestida de palabra santa. Todo planteado como pequeñas escaramuzas que van a desembocar en la gran guerra final: El duelo definitorio entre la doctrina del destino manifiesto y el principio del libre albedrío.


En el medio, grandes secuencias de masas coreografiadas con buen gusto y precisión suiza, batallas monumentales con increíbles efectos visuales, momentos de poética introspección que se animan a bucear en el sentido de la melancolía, pasos de comedia musical, canciones de Pink Floyd, BTS y Lizzo. Con todas las fichas puestas a ganador, lo increíble es que Zhao haya parido una película larguísima y aburrida, tediosa y pesada, insoportable por momentos. Un film que le hace honor al nombre. Eternals no sólo es eterna, lo peor es que se hace eterna. Al divino botón.
Fernando Ariel García
Viewing all 2222 articles
Browse latest View live